Compartir es una de las razones que me hace vivir, es lo que me mueve, no guardarme nada. Bien, resumen: me hice un test de ADN con Family Tree DNA gracias a mi estimada amiga Jocelyne Gerlach, que me lo regaló. Los resultados del examen te muestran un listado con otras personas que también se examinaron y con quienes tienes coincidencia de ADN. Mis resultados los subí a MyHeritage, que te manda notificaciones cuando alguien más se hace el examen y se agrega a la lista. Así es como el domingo pasado, me llegó una nueva alerta.
Esta vez, ya de noche en el Centro de Historia Familiar donde voy, leí mejor el mensaje y se me muestra el árbol genealógico de la persona: sus apellidos eran los de mi abuelita y sus familiares: De Filippi, Canepa, etc. Y era una persona de Italia. Ahora, volvamos un poco al año 2000. Muchos saben por qué partí en genealogía. Mi abuelita, Ester De Filippi Martorella, ordenó sus cosas por esa época y nos mandó algunas, entre ellas, un montón de fotos de la familia. Mi mamá había quedado viuda y nos ayudaba enviando encomiendas. Así que recibíamos algunas cosas por encomienda: comida, ropa. Y estas fotos. Al ver las fotos me impacté por algo en particular: había tres imágenes de uno de mis tatarabuelos. Tener fotos de un tatarabuelo era raro, aún más una de 1866. Verle la cara a mi tatarabuelo me cambió la vida, porque me despertó esta inquietud: encontraba injusto poder verlo y que mis otros primos o parientes lejanos no pudieran. Entonces, usando guías de teléfono y el Registro Civil, buscaba a parientes para contactarlos y mandarles las fotos que escaneé en la biblioteca de la universidad donde estudié. Muchas fotos tienen nombres, pero nadie sabe quiénes son en realidad, porque las mandaban por correo parientes desde Italia a mi tatarabuelo y bisabuelo hasta la década de 1920. Los bisabuelos murieron y con ellos, el contacto. Había una foto en negativo de mi abuelita Ester cuando chica con su hermana Lilia. Ella me dijo, antes de dejar de verla, que se la tomaron saliendo de la escuela en Antofagasta. En el computador pude revelarla invirtiendo los colores y así se vio nítida. Y bueno, dentro del montón de fotos había tres de una mujer, de una de esas parientes de Italia de la que no sabíamos la relación, pero escribía su nombre: Rosa Ballestrero. Volvamos ahora al examen de ADN y a la persona con quien hice 'match' ('coincidencia') genético: Pietro Scattina. Al ver su árbol con más calma, leí el nombre de su madre: Rosa Ballestrero... la mujer de las fotos. Uno de sus bisabuelos, Mario Canepa, también mencionado en nuestras fotos. Y el cuadro mostraba a su tatarabuelo: Pietro De Filippi, ¡mi tátara tatarabuelo! Era increíble. En menos de 24 horas ya les había escrito, presentado y enviado las fotos. Me respondió la hija de Pietro, Ila Scattina, una cantante y productora italiana -cosa de la que me ha agradado demasiado enterarme- quien reconoció a su abuelita en las fotos que le mandé. Pero acá viene lo increíble: hace ya cien años y más, no solo ellos nos mandaban fotos. Nosotros les mandábamos fotos igual.
Y ellos las tenían igual que nosotros: sin saber quiénes eran, solo que eran parientes que emigraron acá, a Chile. Las escanearon. Me las mandaron ayer. No lo podía creer: fotos perfectamente conservadas, escritas claramente en español por mi abuelita cuando tenía 11 años, por los hermanos de ella, por mis propios bisabuelo y bisabuela. Por mi tatarabuelo. Estudiar la familia me permite reconocer de inmediato la caligrafía de todos ellos. Fotos realmente increíbles que nunca vimos. Fui a mostrárselas a mi mamá de inmediato. No saben cómo se me humedecen los ojos al ver que, entre las fotos que mandaron, está la foto original del negativo donde salían mi abuelita y mi tía abuela Lilia: se la mandaron a ellos y mi abuela escribió un mensaje detrás. Mi bisabuela, Magdalena Martorella Albarracín, cuya madre era afroariqueña por completo, luciendo un cabello que nunca vi como tal en otras fotos, tal como sus primos afroariqueños. Una imagen emblemática que muestra a mi tatarabuelo Antonio, mi bisabuelo Humberto y el hijo mayor de este, mi tío abuelo Arquímedes De Filippi Martorella siendo un niñito, igual al bebé de una de mis primas, Magui. Lloro de la emoción de recibir lo que das, bueno o malo. Y trato de darlo todo. Partí para buscar a parientes para compartir fotos y hoy recibo estas. Cien y más años después, un océano y continentes de por medio, no importaron.
El match (coincidencia) que hice en MyHeritage. (www.myheritage.com).
Esta vez, ya de noche en el Centro de Historia Familiar donde voy, leí mejor el mensaje y se me muestra el árbol genealógico de la persona: sus apellidos eran los de mi abuelita y sus familiares: De Filippi, Canepa, etc. Y era una persona de Italia. Ahora, volvamos un poco al año 2000. Muchos saben por qué partí en genealogía. Mi abuelita, Ester De Filippi Martorella, ordenó sus cosas por esa época y nos mandó algunas, entre ellas, un montón de fotos de la familia. Mi mamá había quedado viuda y nos ayudaba enviando encomiendas. Así que recibíamos algunas cosas por encomienda: comida, ropa. Y estas fotos. Al ver las fotos me impacté por algo en particular: había tres imágenes de uno de mis tatarabuelos. Tener fotos de un tatarabuelo era raro, aún más una de 1866. Verle la cara a mi tatarabuelo me cambió la vida, porque me despertó esta inquietud: encontraba injusto poder verlo y que mis otros primos o parientes lejanos no pudieran. Entonces, usando guías de teléfono y el Registro Civil, buscaba a parientes para contactarlos y mandarles las fotos que escaneé en la biblioteca de la universidad donde estudié. Muchas fotos tienen nombres, pero nadie sabe quiénes son en realidad, porque las mandaban por correo parientes desde Italia a mi tatarabuelo y bisabuelo hasta la década de 1920. Los bisabuelos murieron y con ellos, el contacto. Había una foto en negativo de mi abuelita Ester cuando chica con su hermana Lilia. Ella me dijo, antes de dejar de verla, que se la tomaron saliendo de la escuela en Antofagasta. En el computador pude revelarla invirtiendo los colores y así se vio nítida. Y bueno, dentro del montón de fotos había tres de una mujer, de una de esas parientes de Italia de la que no sabíamos la relación, pero escribía su nombre: Rosa Ballestrero. Volvamos ahora al examen de ADN y a la persona con quien hice 'match' ('coincidencia') genético: Pietro Scattina. Al ver su árbol con más calma, leí el nombre de su madre: Rosa Ballestrero... la mujer de las fotos. Uno de sus bisabuelos, Mario Canepa, también mencionado en nuestras fotos. Y el cuadro mostraba a su tatarabuelo: Pietro De Filippi, ¡mi tátara tatarabuelo! Era increíble. En menos de 24 horas ya les había escrito, presentado y enviado las fotos. Me respondió la hija de Pietro, Ila Scattina, una cantante y productora italiana -cosa de la que me ha agradado demasiado enterarme- quien reconoció a su abuelita en las fotos que le mandé. Pero acá viene lo increíble: hace ya cien años y más, no solo ellos nos mandaban fotos. Nosotros les mandábamos fotos igual.
MyHeritage te muestra un diagrama de todos los posibles parentescos que la coincidencia genética puedan significar. En mi caso, Pietro es mi tío en cuarto grado al determinarse por los antecedentes ya recopilados. (www.myheritage.com).
Y ellos las tenían igual que nosotros: sin saber quiénes eran, solo que eran parientes que emigraron acá, a Chile. Las escanearon. Me las mandaron ayer. No lo podía creer: fotos perfectamente conservadas, escritas claramente en español por mi abuelita cuando tenía 11 años, por los hermanos de ella, por mis propios bisabuelo y bisabuela. Por mi tatarabuelo. Estudiar la familia me permite reconocer de inmediato la caligrafía de todos ellos. Fotos realmente increíbles que nunca vimos. Fui a mostrárselas a mi mamá de inmediato. No saben cómo se me humedecen los ojos al ver que, entre las fotos que mandaron, está la foto original del negativo donde salían mi abuelita y mi tía abuela Lilia: se la mandaron a ellos y mi abuela escribió un mensaje detrás. Mi bisabuela, Magdalena Martorella Albarracín, cuya madre era afroariqueña por completo, luciendo un cabello que nunca vi como tal en otras fotos, tal como sus primos afroariqueños. Una imagen emblemática que muestra a mi tatarabuelo Antonio, mi bisabuelo Humberto y el hijo mayor de este, mi tío abuelo Arquímedes De Filippi Martorella siendo un niñito, igual al bebé de una de mis primas, Magui. Lloro de la emoción de recibir lo que das, bueno o malo. Y trato de darlo todo. Partí para buscar a parientes para compartir fotos y hoy recibo estas. Cien y más años después, un océano y continentes de por medio, no importaron.
Este episodio de mi vida fue tomado y publicado en el diario chileno Las últimas Noticias.
Pueden acceder al album de fotos con descripciones que iré haciendo en:
https://photos.app.goo.gl/3Zc1EMNJtQyJty7LA
Gonzalo A. Luengo O.
Si desea contactarme para resolver dudas o aportar información, puede escribirme a gonzaloanet@yahoo.es.
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